domingo, 30 de noviembre de 2014

Un momento estelar de mi vida

Se lo prometí a Luz hace unos días cuando fui a verla al hospital. La habían operado y hablando de muchas cosas aunque principalmente hablamos de nuestra enfermedad, salió el tema de como Roberto y yo nos comprometimos.


Esto va dedicado a mis niñas, a petición de mi inspiradora Luz y madre del blog "unbichoenelpecho.blogspot.com", recomendable y fantástico por cierto, gracias a él, le he podido dar forma a la idea que me surgió en febrero de escribir lo que me estaba pasando.

Rondaba el año 2010, en concreto nos encontrábamos a finales de noviembre con una terrible noticia familiar.  A mi padre le habían diagnosticado cáncer de esófago.La enfermedad estaba extendida y le había producido un linfoma. Como imaginaréis mi familia y yo estábamos completamente volcados en su tratamiento, su compañía y su cuidado, aunque he de decir que mi padre se encontraba francamente bien. Hacia vida normal y salvo sus visitas semanales al hospital, estaba tranquilo...bromeaba siempre ante cualquier comentario quejoso que hacíamos cualquiera que estuviéramos a su alrededor y decía con una sonrisa picarona: "Te lo cambio", claro te reías y continuábamos añadiendo chistes de bastante humor negro, que curiosamente, nos hacían llevar el tema con bastante guasa.

En todo este proceso empecé a pensar en la vida, en lo que realmente quería y aunque Roberto y yo llevamos un año escaso de relación, comencé a fraguar una idea en mi cabeza. Así que un día que estábamos con mi padre hablando, salió el tema de los viajes, a todos en casa nos encanta viajar. Mi padre siempre comentaba sus viajes y destacaba un destino : París. Él decía que era la capital del mundo, que no había visitado ciudad como aquella, por lo que  Roberto y yo decidimos que si en las siguientes semanas mi padre estaba bien, nos haríamos una rápida escapada.

Ahí empece a "maquinar" y a pensar lo bonito que sería pedirle a Rober que se casará conmigo en ese viaje...le había comprado un reloj maravilloso como regalo de Navidad, asique pensé, lo tengo todo, no se lo des en Navidad y dáselo cuando llegue el momento adecuado en París.

Las semanas pasaron así como la Navidad, la última que pasamos con mi padre y fue maravillosa. Asique después de Reyes y como todo estaba bien, cogimos un fin de semana un avión que nos llevo hasta la impresionante ciudad de la Luz.

Allí estábamos paseando por sus calles maravillosas, la divina torre Eiffel con sus chispitas de 5 minutos cada hora, ¡ Cómo me gustan por favor, estoy enamorada de esa visión!, el paseo en barco por el Sena, los Champs Elysees...el Louvre....Lo que quiero contaros sucedió la noche del 12 de enero del 2011, imaginaos París con todas sus luces  navideñas todavía y todo su esplendor...cerrad los ojos.

Roberto y yo llevábamos todo el día caminando, estábamos agotados. Llegamos a la gran explanada del Museo del Louvre y comenzo a chispear. El tiempo nos había respetado todo el día pero ya anochecido comenzo a protestar. Nos refugiamos sin problema en El Arco del Triunfo del Carrousel, justo enfrente de la pirámide de entrada al museo y empezo a llover con fuerza. Allí estábamos los dos...solos y LO SUPE.Supe que era el momento. Me quite la mochila de uno de mis hombros y ésta resbalo hacia delante, bordeando mi cintura. Abrí la cremallera y comencé a buscar el regalo.... fue un instante de nerviosísmo, sonreí con una mueca de emoción mientras disimulaba manteniendo la conversación que estábamos teniendo( no recuerdo sobre qué) pero comencé a oír el ruido de miles de pisadas que se aproximaban con rapidez, que mientras gritaba trataban de alcanzar el refugio en el que nos encontrábamos...fueron unos segundos, al cabo de los cuales nos encontramos rodeados de extraños....por lo que el momento se me escapo en un suspiro.

En 5 minutos dejo de llover por lo que Roberto me propuso coger el metro hasta el hotel pero yo estaba empeñada en conseguirlo...y nos fuimos andando al hotel, que se encontraba cerca del Arco del triunfo...quién conozca París sabe que teníamos que andar los Jardines de las Tulleries y gran parte de la avenida de los Campos Eliseos.

No pude evitarlo, entre el cansancio y la situación empecé a ponerme nerviosa, tenía que hacerlo sí o sí...de verdad que hasta temblaba un poco...creo que comencé a sentir algo de frío.Yo reía, con una risa floja y cualquier tontería me hacia reír más y más....Roberto me miraba y también se reía sin entender qué era lo que me pasaba...Debió de darnos alguna hora en punto porque la Torre eiffel chisporreteo preciosa.
Llegamos a la noria, iluminada y divina, al final del Jardin de las Tullerias y con la tontería pensé que sería muy romántico y bonito pedírselo en lo más alto y le pregunte:
-¿subimos?.
Me miro y dijo:
-Yo no tengo ningún interés pero si tú quieres subimos- y cambiando el gesto siguió- ¿pero tú no tenías vértigo para subir a este tipo de cosas?
- Sí pero quiero saber si se me ha pasado (tontería)
Por lo que compramos nuestras entradas y esperamos nuestra cola
Mientras esperábamos observe contenta que en cada cabina entraban un máximo de 6 personas pero que si ibas en pareja metían a la parejita a solas, lo observe varias veces mientras esperábamos, asique cuando nos toco, entre en la cabina seguida de Roberto, pero cuando me dí la vuelta tres chavales portugueses se estaban instalando en el banco de enfrente al nuestro con gran estruendo. Miré al tonto del acceso, que ya estaba pendiente de la siguiente cabina y me sentí impotente. Hubiera sido tan genial. También pensé que podía hacerlo allí, delante de esos tres extraños que además hablaban un idioma tan similar que iban a entender todo sólo con oirnos hablar...con lo que no me apeteció.Asique lo deje correr...ese momento era mío, nuestro y allí subiendo y bajando lentamente, ví nuestra querida ciudad a través del cristal mojado y les pedí a nuestros inoportunos acompañantes que nos hicieran una foto...cada vez que la veo, entiendo mi sonrisita forzada y de medio lado, no es algo perceptible por nadie...pero yo sé lo que pensaba en ese momento. Cuando he vuelto a ver la foto me remonto al momento completamente...al menos no tuve miedo ni vértigo, sólo un poco de cabreo lo que me ayudo quizá con  mis temores pasados.

Finalmente, ya cerca del hotel seguimos hablando y comentando el día, seguramente hablando de temas más triviales. No recuerdo si cenamos o fuimos directamente al hotel, lo que si recuerdo es que ya en la habitación me desmorone y sentada en la cama, con la caja que contenía el precioso reloj, le dije:

-Llevo más de dos horas intentando decirte una cosa importante y la verdad es que me resulta muy dificil.
Rober se sento al otro lado de la cama y yo continue:
-Ahora entiendo cuando lo hace un chico porque se puede llegar a poner tan nervioso- Roberto me miraba sonriendo sin saber que pensar supongo, tampoco recuerdo que dijera nada. Asique cogí carrerilla y le pregunte: CASATE CONMIGO!- y abrí la caja.
Su cara cambio, sonrió de una forma preciosa y me dijo SI. Después nos besamos y comencé a contarle mi odisea desde que surgió la idea del viaje y de preguntárselo....la verdad es que no fue como me hubiera gustado que fuera...pero creo que es bastante bonito.
 Tengo otros "momentos estelares en mi vida"...uno sorprendente, maravilloso y emocionante lo viví ayer...ayer 29 de noviembre del 2014, pero eso ya es otra historia.
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1 comentario:

  1. Qué bonito Marta! me ha encantado...jajajaja... pobres chicos desde luego!
    me encanta el hecho de que tu papi te inspirara en cierto modo!
    Cuéntame que pasó el 29... estoy ansiosa por leer más!

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